1 Forma infalible de aliviar el estrés de manera natural

BY MARIA GIMENO

La felicidad es un estado de plenitud y satisfacción, con nosotros mismos y la realidad que nos rodea. Para cada persona la idea de felicidad tendrá diferentes matices, pero algo en lo que todos estaremos de acuerdo es que la felicidad es un estado libre de estrés.  

Algunos lo llevarán más lejos y verán la felicidad como la completa disolución de responsabilidades, mientras que para otros el foco estará en poder hacer lo que les gusta. Con independencia de si tu idea de felicidad es proactiva o pasiva, cuando nos sentimos 100% felices, no existe secreción de cortisol, la hormona del estrés. 

Y es que, hoy en día todos estamos estresados. En especial para los que vivimos en entornos urbanos, alejados de la naturaleza, el estrés puede llegar a ser abrumador. Pero con independencia de donde vivas, el estrés se ha convertido en una constante para la mayoría de las personas. Las demandas laborales, el ritmo acelerado y la presión constante nos mantienen en una segregación de cortisol crónica que deriva en estados de ansiedad y depresión.

En este artículo, exploraremos la importancia del manejo del estrés en el día a día. En primer lugar, es necesario que seas consciente de que estás estresado, y dejemos de normalizar vivir hasta arriba de cortisol. En segundo lugar, te cuento en detalle como permanecer inmóvil todo el tiempo que te sea posible es la manera más efectiva de devolver tu sistema nervioso a un estado de calma. Me da igual la postura que elijas, de pie, sentada, tumbada… lo que más cómodo te sea. Ojos abiertos o cerrados, me da igual, lo único que te pido es que te quedes absolutamente quieta.

Encuentra el balance entre productividad y placer

Podríamos decir que el estrés es un efecto secundario de la sociedad capitalista. Si vamos a la raíz del problema todo se reduce a la idea de productividad que nos ha vendido. Hemos interiorizado como sociedad la idea de que nuestro valor está directamente relacionado con nuestra capacidad de producir. Esta relación de conceptos ha permeado profundamente en la psique colectiva, al punto que nuestra autoestima, es decir, la manera en la que te percibes a ti mismo, va a depender en gran medida en tu capacidad de completar tareas.

La relación entre estrés y productividad es explorada a fondo en la obra Elogio de la ociosidad del autor Bertrand Russell. En su análisis, Russell destaca cómo la obsesión con la productividad ha desplazado nuestra capacidad de disfrutar del tiempo de ocio. En palabras del autor, «The modern world unlearned us how to enjoy leisure time, making us think we need to be productive in order to be worthy»

El tiempo de descanso y ocio, son percibidos como algo insatisfactorio, ya que no reporta beneficios. Por supuesto todos entendemos que necesitamos un descanso de vez en cuando, pero cuidado no vayas a descansar demasiado y convertirte en un vago.

Esta percepción distorsionada ha contribuido en gran medida a la prevalencia del estrés, la depresión y la ansiedad en la sociedad contemporánea. Sin embargo, reconocer la importancia del equilibrio entre productividad y placer es el primer paso hacia la recuperación de nuestra salud mental y emocional. Al integrar momentos de descanso y recreación en nuestras vidas, podemos contrarrestar los efectos nocivos del estrés crónico y restaurar un sentido de bienestar holístico. 

El culto a la productividad 

Nací en el 1992, justo en el epicentro de una era de opulencia capitalista. En aquellos años, el dinero fluía libremente, tanto para gastar como para invertir, y crecimos inmersos en una cultura de consumo desenfrenado. Sin embargo, en el 2024, la situación ha cambiado drásticamente. El dinero escasea y las condiciones económicas son mucho más precarias, pero la mentalidad consumista arraigada en los gloriosos años 90 persiste en nuestra psique colectiva. 

La idea de consumo en la sociedad capitalista, no se limita a la adquisición de bienes materiales. El consumo se extiende a cualquier actividad que estimule nuestra producción de dopamina en el cerebro. Estamos constantemente bombardeados por multitud de estímulos diseñados para brindarnos gratificación instantánea, pero curiosamente, estas ofertas de relajación, rara vez incluyen prácticas espirituales que puedan proporcionarnos placer y relajación de manera natural y sostenida en el tiempo.

Desde una edad temprana, somos condicionados para creer que nuestra valía está directamente relacionada con nuestra capacidad para consumir y producir. Esta mentalidad se refuerza constantemente a través de la publicidad, los medios de comunicación y las normas sociales imperantes. El estrés crónico nos mantiene atrapados en un ciclo de trabajo y consumo, impulsándonos a seguir adelante en la búsqueda interminable de más dinero, más éxito y más posesiones. Esta constante lucha por alcanzar un estándar inalcanzable de éxito y felicidad solo sirve para alimentar nuestra ansiedad y nuestro malestar emocional. 

Es innegable que la sociedad capitalista tal como la conocemos ha colapsado. Este modelo, basado en el consumismo desenfrenado y la exaltación de la individualidad, nos ha alejado de los ritmos orgánicos del ser humano. El sistema nos propone una felicidad que consiste en vivir como si fuésemos maquinas, y que obtengamos el placer de fuentes externas, en lugar de ir hacia adentro.

Si estamos estresados, abrumados y deprimidos, es simplemente porque este ritmo de vida no es saludable para el ser humano, nos lo vendan como nos lo vendan, y por más que se normalice, una sociedad estresada es un sintoma de disfuncionalidad del sistema. Sin embargo, como individuos conscientes, tenemos el poder de desafiar este paradigma y buscar una forma de vida más equilibrada y sostenible.

¿Cómo combatimos el estrés?

El estrés es algo tan normalizado en nuestra sociedad, que muchas veces ni nos damos cuenta de que estamos produciendo un exceso de cortisol. Sólo cuando el estrés empieza a derivar en ansiedad y/o depresión, es cuando no tenemos más remedio que reconocer su presencia. Lo que ocurre es que tanto la ansiedad como la depresión nos van a impedir seguir siendo productivos, y ahí es cuando entendemos que hay problema. Párate a pensar por un momento lo enfermiza que es la relación que tenemos con la productividad. 

El ritmo de vida siempre acelerado, sumado a los mil estímulos que recibimos a través de las pantallas, hacen el combo perfecto para tener una sociedad enganchada a fuentes externas de relajación. Podríamos agruparlas en 2 principales mecanismos de escape, las drogas y el sexo. Sin embargo, este enfoque solo sirve para aliviar temporalmente el malestar, sin abordar las causas subyacentes del estrés crónico. 

Y no se puede esperar nada más de una sociedad privada de toda espiritualidad práctica, condenada a depender de fuentes externas para aliviar el estrés. Sin embargo, esta dependencia solo perpetúa el ciclo de estrés y desconexión emocional. 

La Poderosa Herramienta de la Pausa para Reducir el Estrés y la Ansiedad 

En la constante búsqueda de alivio del estrés, a menudo nos sumergimos en actividades que nos distraen de esta sensación abrumadora. Sin embargo, ¿qué pasaría si adoptáramos una estrategia opuesta? En lugar de buscar distracciones, ¿qué tal si nos detenemos por completo? 

Es bien sabido que el estrés crónico desencadena la producción de cortisol en el cuerpo, una hormona asociada con el estrés y la ansiedad. Pero aquí está el truco: cuando nos detenemos, cuando optamos por la quietud en lugar de la actividad, el cerebro deja de generar cortisol después de unos minutos de permanecer inmóviles. 

Es tentador huir del estrés mediante actividades placenteras como ver televisión, comer algo delicioso o disfrutar de una copa de vino. Estas acciones pueden proporcionar un alivio momentáneo, pero a medida que el estrés persiste, nuestras estrategias de evasión tienden a volverse más autodestructivas. 

La sensación de estrés puede parecer haber desaparecido momentáneamente, pero yace latente en nuestro interior, esperando emerger una vez que la distracción se desvanezca y el torrente de dopamina se detenga. A menudo, recurrimos a este ciclo poco efectivo de evasión del estrés, solo para encontrarnos atrapados en un ciclo de ansiedad y depresión. 

Es interesante notar que incluso desde el ámbito médico se reconoce la importancia de detenerse frente al estrés. Las personas enfermas debido al estrés a menudo reciben la recomendación de tomarse unos días libres en la naturaleza. A pesar de esta intuición, a menudo no comprendemos profundamente el poder de la pausa como una herramienta efectiva para combatir el estrés. 

A veces, la solución más efectiva es la más simple, pero también la más pasada por alto. Este principio se aplica igualmente al estrés. Simplemente detenerse y estar en quietud puede ser la respuesta que necesitamos. Al hacerlo, comenzamos experimentar una reducción significativa en nuestros niveles de estrés. 

En solo media hora de quietud, el estrés puede disminuir a la mitad. En una hora, nuestra mente comienza a aclararse y las soluciones a nuestros problemas pueden surgir de manera natural. La relajación de la mente despeja el camino para que las respuestas aparezcan, a menudo de manera casi mágica. 

Claro está, para muchas personas permanecer quietas durante más de una hora puede parecer una tarea imposible. La meditación, como cualquier otra habilidad, requiere práctica constante para perfeccionarse. Sin embargo, aquellos que pueden mantener la quietud durante períodos más prolongados encontrarán que el estrés se desvanece por completo. 

En resumen, la pausa, la simple acción de detenerse y estar en silencio, puede ser una de las herramientas más poderosas para reducir el estrés y la ansiedad en nuestras vidas. A través de la práctica constante, podemos cultivar esta habilidad y experimentar una mayor tranquilidad y claridad mental en nuestro día a día. 

La Clave para Reducir el Estrés: Vivir en el Presente

El estrés está intrínsecamente ligado a una mente que se proyecta hacia el futuro. Cuando nuestra atención está completamente enfocada en el momento presente, la preocupación, el pánico y la ansiedad simplemente no pueden encontrar un lugar para arraigarse. La clave radica en traer nuestra mente de vuelta al ahora, donde reside la verdadera paz y tranquilidad. 

El desafío surge de la naturaleza volátil de la mente, que tiende a divagar y proyectarse constantemente hacia el pasado o el futuro. Nuestra tarea es entrenarla para que regrese al presente, una y otra vez si es necesario. Este acto de traer la mente de vuelta al momento presente es crucial para disminuir el poder del estrés sobre nosotros. 

La mente pierde su capacidad de generar estrés cuando nos mantenemos enfocados en el presente. Esto no significa suprimir el pensamiento racional, sino más bien controlar la tendencia de la mente a divagar sin rumbo. El desafío radica en aprender a estar presentes, una habilidad que no se nos enseña, sino que debemos cultivar por nuestra cuenta. 

Vivir en el presente es una habilidad que se practica y mejora con el tiempo y la paciencia. A través de la práctica constante de la atención plena y la meditación, podemos entrenar nuestra mente para que se quede en el momento presente con mayor facilidad. Con el tiempo, descubriremos que el estrés pierde su control sobre nosotros y experimentaremos una mayor sensación de calma y bienestar en nuestras vidas. 

Conclusión

En resumen, la sociedad capitalista y el estrés están intrínsecamente interconectados, alimentándose mutuamente en un ciclo vicioso de consumo y estrés crónicola idea de la productividad. Sin embargo, al reconocer esta conexión y desafiar las normas impuestas por el sistema, podemos abrirnos camino hacia una vida más plena, equilibrada y significativa. 

En la vorágine de la vida moderna, la búsqueda de la felicidad y la lucha contra el estrés se convierten en objetivos primordiales. La felicidad se define como un estado de plenitud y satisfacción, donde nos sentimos en armonía con nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Sin embargo, para muchos, esta búsqueda se ve obstaculizada por la presión constante de la sociedad contemporánea, donde la mentalidad consumista arraigada en la ideología capitalista ha generado un ciclo vicioso de estrés crónico y ansiedad. Este fenómeno se alimenta de la constante presión para ser productivos y consumir sin cesar, lo que a menudo conduce a una sensación de malestar emocional y agotamiento. 

Afortunadamente, en medio de estos desafíos, existen estrategias naturales y efectivas para aliviar el estrés y encontrar la paz interior. Aprender a vivir en el presente se presenta como una de las herramientas más poderosas en esta lucha. Al centrarnos en el momento presente y dejar de preocuparnos por el futuro o lamentarnos por el pasado, podemos reducir significativamente la ansiedad y el estrés en nuestras vidas. Además, incorporar pausas de tranquilidad en nuestra rutina diaria puede ayudarnos a contrarrestar los efectos perjudiciales del estrés y restaurar un sentido de equilibrio y armonía. 

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María Gimeno

Tras más de una década explorando las diferentes ramas del yoga, presento una perspectiva arraigada en la tradición, que se centra en aprender técnicas de respiración y meditación. El objetivo de mis clases es calmar el sistema nervioso y cultivar la paz interior.

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Tras más de una década explorando las diferentes ramas del yoga, presento una perspectiva arraigada en la tradición, que se centra en aprender técnicas de respiración y meditación. El objetivo de mis clases es calmar el sistema nervioso y cultivar la paz interior.

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